Uno de los placeres
de esta vida
es una suculenta
comida
que en compañía de
una adecuada bebida
hacen más llevadero
el día a día.
Y para tal fin, uno
de los requisitos
aparte de los menús
más o menos exquisitos
es que el plato esté
lleno, sea abundante:
Un primero de legumbres
o arroz que es muy variable
o bien pasta o
verdura saludable.
Un segundo, carne o
pescado
y una ensalada a su
lado.
Y un postre de fruta,
dulces o helado
todo ello bien regado
con un vino blanco,
tinto o rosado.
Y como fin un café
que ayuda a
mantenerse en pie.
Pero desde hace algún
tiempo se ha puesto de moda
la llamada cocina de
autor
que inexplicablemente
está haciendo furor
en las personas
pudientes del ahora.
Y es que esta cocina
presume de ser
elegante, laboriosa y fina
y como se jacta ser
de relumbrón
tiene menús
degustación:
Constan no de tres
platos, sino de más
lo cual llama ya la atención
y los muy comedores
sienten una emoción
pero todo es una vana
ilusión
ahora lo explico, ya
verás:
Llega el primer plato
y hay expectación
hay hambre y digestiva
secreción
mas que un plato es
una bandeja
pero la clientela se
queda perpleja
solo en un punto central
de este recipiente
colosal
se atisba un pegote
redondeado
lleno de colores y
salpicado
de una salsa o crema
algo escasa
que adorna la cosa
como una carcasa
en verdad que la
muestra no se sabe lo que es
a la pomposa carta de
menús vas y lo ves
entonces lo comes de
un bocado
no sabe mal pero
apenas te has enterado.
Y llega el segundo y
es igual
miento, igual pero de
otros colores
que lo ingieres a una
velocidad tal
que apenas te
percatas de sus sabores;
y así un tercero, un
cuarto y varios más
ya desistes, no
puedes más
pero no puedes, no
por estar colmado y con satisfacción
sino por aburrimiento
y frustración.
Y lo peor está por
llegar
es decir cuando la “comida”
vas a pagar
el importe es harto
abultado
y tú te sientes más
que timado.
Y además tal invento
se promociona mucho en televisión
con recetas,
programas y concursos a mogollón.
Yo, visto lo visto, lo
tengo más nítido que el cristal
seguiré disfrutando de
la cocina tradicional.