Don Cosme Hidalgo es hombre tradicional
y está esposado por la iglesia y por lo legal
con una mujer honesta y madurada
sensata, piadosa, pía y recatada
Leonor, así se llama y tiene aires de
grandeza
pues tiene ascendientes emparentados con la
realeza.
Leonor Inmaculada Fonseca del
Vallemediano y Sánchez-del Real
Bosquefrondoso
así se lee en su documento de identidad
y la dama porta su ilustre linaje con orgullo
y solemnidad.
Aficiones cultas y femeninas tiene Doña
Leonor:
Toca el piano, hace bordados y lee novelas de
amor
y aunque es mujer discreta y moderada,
no le disgusta que se realicen en ocasiones
fiestas, eso si, prudentemente sosegadas,
para recordar señaladas conmemoraciones.
Este matrimonio, tan digno y respetado
tres vástagos al mundo han traido
dos niñas y un niño que pronto han crecido
y que ahora en plena juventud han entrado.
La mayor (22), Doña Purificación (Purita)
y la mediana (20), Doña Pilar (Pilita)
que por aquello del contraste de
generaciones
se han convertido en dos auténticos
pendones
Se dice que hay un cantar
de las gentes que habitan en este lugar:
En el castillo del Marqués
dos tipos de pendones hay de interés
los que rememoran batallas en un telar
y los que animan a los mozos del lugar.
Don Gonzalo (Lalo) es el pequeño
y ya tiene 18 primaveras
es un jóven plácido y risueño
de suaves y dulces maneras,
ni fuma, ni bebe, y con mujeres no se cita
por lo que se sospecha que el tal Lalo es
mariquita.
Con el tiempo se ha afianzado tal tendencia
y los homosexuales de la región comentan con
complacencia:
Si necesitas un buen falo
no lo dudes, acude a Lalo.
El Marqués tiene un mayordomo que se
llama Nicanor
es pulcro, servicial y cuida con esmero de su
señor.
De una saga de mayordomos procede
Nicanor
que han servido con decoro a la estirpe del
Marqués
y siempre han mostrado un máximo interés
en que los señores con su servicios se encuentra mejor.
Lorenza está casada con Nicanor
y es el ama de llaves y sirvienta de Doña
Leonor
es mujer afable, regordeta y campechana
y aguanta las rarezas de su señora de buena
gana.
Pero Lorenza tiene un vicio
que a Doña Leonor le saca de quicio
cuando la sirvienta se estresa, incomoda
o se agita
se mete el dedo y saca un moco de la nariz
y después con disimulo lo deposita
en una pared, una mesa, un tapiz...
y de esta guisa el castillo se decora
con pegotes y apostillas de esa servidora.
Ver "Nobles"
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