10 de diciembre de 2007

NAVIDADES, UNA VEZ MAS

Otras Navidades han llegado
y alteran nuestra vida rutinaria de cada día
todos nos llenamos de una festiva alegría
por lo que compramos y nos sentimos realizados.

La televisón nos informa y nos enseña la mercancía
los escaparates nos incitan
los niños nos apresuran e impacientan
y nos lanzamos a la compra con fe y esperanza renacidas:
fe…. en encontrar lo que anhelamos
y esperanza…… en no gastar demasiado, pues nos arruinamos
pero en los cálculos monetarios no siempre acertamos
y viene la cuesta de enero y nos cansamos.

Las luces de calles y comercios iluminan nuestro quehacer…
y guiados por ellas gastamos con jubiloso placer.
Suenan los entrañables villancicos en el ambiente
acompañados por Santa Clauses con empaquetados presentes
y el Niño Jesús observa todo de soslayo
y piensa que, quizás, como las flores, ha nacido en mayo
pero resulta que en enero vienen los Reyes Magos
y, como todos los niños, recibe regalos y halagos.

El comienzo de estos días trepidantes
lo marca la lotería de Navidad
que se afronta com ilusiónes anhelantes
que casi siempre, es cuestión de probabilidad,
devienen en decepciones rutinarias y frustrantes;

y los tradicionales belenes
van dando paso a abetos y pinos naturales
que desarbolan los bosques terrenales
y deterioran el medio forestal, fuente de nuestros bienes.
Es aconsejable y prudente
que si persistimos en nuestras arboladas intenciones
borremos lo natural de nuestra mente
y adquiramos plastificadas imitaciones.
¡Nos lo agradecerá mucho el medio ambiente!

Y después de la Nochebuena y Navidad, con sus excesos culinarios
que rompen nuestras dietas, mas habituales y equilibradas,
llega la Nochevieja, ¡el último día del calendario!
y casi, casi, por obligación
tenemos que festejarlo con mucha marcha y relumbrón:
Primero una opípara cena con caldos adecuados
postreada con dulces, mazapanes y turrones
y cuando de comer ya estamos saciados…
las campanadas, las uvas, el espumoso y las felicitaciones:
Los eufóricos, artificiosos y deslumbrantes programas de nuestras televisiones
nos ayudan y empujan en estas buenas y tradicionales intenciones.

Todo es regocijo, todo es alegría, ¡enhorabuena!
celebremos el Año Nuevo con bailes, fiestas y verbenas;
y cuidado con chutarse y emborracharse:
nuestros cuerpos y mentes, peligrosamente, pueden desajustarse.
Pasado el jolgorio, llega la resaca y a dormir,
y después un nuevo año viene y… ¡a vivir!