14 de enero de 2013

EXCESO DE INFORMACIÓN




Hay una notable diferencia
entre un pueblo y una ciudad
el tamaño tiene su influencia
en la correspondiente sociedad.

En el pueblo hay poca gente
y toda la pueblerinía se conoce lo suficiente;
viven tranquilamente
a pesar de que, quizá, trabajen duramente.

Hay grandes cantidades
de humanos en las ciudades
por lo que hay una gran dificultad
para una relación total en la ciudad
y la ciudadanía vive con apresuramiento
surgen muchos quehaceres
que hay que realizar a tiempo, al momento
y tensionan (estresan) a hombres y mujeres;

otro genuino impedimento
son las  distancias a superar
que en grandes ciudades sufren un incremento
potenciando la zozobra hasta desesperar
y aunque hay coches, autobuses, suburbano…
se pierde tiempo en el desplazamiento;
suele haber atascos y embotellamientos
que enervan a los sufridos ciudadanos.

Pero lo que más llama la atención
es un exceso de información
que es más característico de la gran urbanización:
Radio, periódicos, revistas,
anuncios, televisión…
que nos entra por el oído y por la vista;

y con las nuevas tecnologías
ha llegado una apoteosis informática
que engancha de manera sistemática
a las edades de cualquier categoría:
Es decir, niños, adolescentes,
adultos, ancianos… todo tipo de gentes.

Este bombardeo de información
produce un trastorno de déficit de la atención;
hay un superávit de estimulación informativa
que provoca una hiperactividad cognitiva;
estas personas multitarea
de información tienen necesidad
la absorben a la vez, y con ansiedad,
de múltiples orígenes … ¡vaya diarrea!
Se dispersa y se recorta enseguida su atención
como si se bebieran de golpe un botellón …
botellón de agresiva información;
acaban como embriagados
no pueden estar en todo al mismo tiempo concentrados
y acaban nerviosos y agotados….

Así es que como colofón
a mimar más nuestra atención
y a no viciarse con tal exceso de información.