13 de julio de 2006

LOS CACAENTES: 9. ¡Los Cacaentes cortejan!



El mozoente está lanzado y corteja a la lozana lugareña:

¡Bello día poseas, dulce doncella del planeta!
¿Cómo te nombran, criatura hermosa y recoleta,
a la par que muy discreta,
sin dejar de ser coqueta?


Atacó el cacaente muy galante
con estas palabras impactantes.


La doncella está a la altura de las circunstancias…


La moza quedose muy impresionada
al escuchar presentación tan ilustrada,
estudiada, letrada y palabrada
y contestole así muy sonrojada:


¡Hay que oír, que gracejo y desparpajo tiene la zagala!


Genistea, así me llamo, hombre repentino.
No te he visto venir por el camino
que en este valle tiene su destino
¿De donde has sacado ese lenguaje tan divino?
Siéntate, reposa y comparte conmigo este vino
y comamos un buen trozo de tocino;
mira… siempre llevo conmigo algunos destos alimentos
cuando salgo con las vacas a pastar
y me gusta tomarlos en los momentos
en los que llega la hora de descansar.
Por cierto, dime tu nombre chico atrevido,
que de improviso aquí has aparecido
y yo no se como esto ha sucedido
y esta presencia mucho me ha sorprendido.


Gestal está que se sale


El ente espacial aposentose emocionado
y de esta forma se expresó entusiasmado:


y trata de sorprender e impresionar a la criatura:


Niña amable, escucha a este doncel,
pues nunca te han hablado a tan alto nivel;
Gestal me llamo, Gestal me nombro,
Gestal con genes que mezclo y pongo.
Con Gestal el futuro está asegurado
y las nuevas generaciones habrán triunfado.
Gestal y sus gestas son decisivas
para que los humanos tengan mejores perspectivas...


Y fue tal su contento, tanta su concentración,
que se le escapó un pedorreteo de satisfacción.


El cielo toma un color rosado y se escucha una música suave y amorosa.


La pobre ingenua quedose perpleja
al oír estas, para ella, enigmáticas palabrejas
y no digamos a la sonora ventosidad
que se difundió en aquel aire con mucha celeridad;
pero como la bella estaba por el sátiro hechizada,
aquel olorcillo lo olfateó harto encantada;
y aunque no entendía un mensaje tan sorprendente
le pareció muy atractivo y además elocuente.


La fémina replica embelesada


Gestal: que nombre tan fenomenal;
no conozco, no, un nombre igual.
Creo que en estos lares no es muy frecuente;
no se por qué, me recuerda a un detergente...


Las palabras en los humanos son decisivas


Y así se hablaron Gestal y Genistea,
más modernos que Calixto y Melibea,
más reales que Don Quijote y Dulcinea,
más humanos que Jasón y Medea,
más fantásticos que Polifemo y Galatea,
y más románticos que Romeo y Julieta, ¡ea!

Oh! amor…eterno amor,
maravilloso, dulce y arrollador.

Y entre ellos un flujo amoroso surgió
que como una sutil red les encadenó;
emitían vibraciones en una misma frecuencia
y sus efluvios les parecían dulces esencias.

Los amantes están abrazados y se arrullan tiernamente

Y como estaban tan ensimismados,
no se percataron de la tormenta que se avecinaba.
En cuestión de momentos quedaron empapados
y los rayos y truenos por doquier sonaban.
La rústica nativa conocía aquellos terrenos
y se acordó de una gruta, a un km, más o menos:


Nuestros protagonistas, cogidos de la mano, huyen de la tormenta…


Gestal mío, corramos en aquella dirección,
hay un refugio que nos librará de este remojón.


La tormenta, la cueva…el destino


Y sin dudarlo más, los dos juntos se apresuraron
y en aquella cueva decisiva entraron.
¿Por qué aquel lugar decisivo resultó?
Quizá en esta morada algo trascendente ocurrió...
Algo importante para los humanos se fraguó
¿Qué es lo que en verdad sucedió?
Algo de honda repercusión debió de ser,
algo que muy pronto vamos a ver...

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