7 de noviembre de 2006

LOS CACAENTES: 17. Los Cacaentes reflexionan




¡La Tierra otra vez! Los celestes recuerdan sus fracasos

En vez de viajar a poblados pintorescos y rupestres
y aparecernos a humildes pastorcillos;
entablar relaciones con zagalas lozanas y silvestres
o abducir e implantar a desconocidos pobrecillos...

y se proponen enmendarlos… con una cierta dosis de vanidad
 


encaminémonos a grandes poblaciones
y busquemos lugares de grandes aglomeraciones;
lugares de encuentro de concentraciones
y así entre ruidos, bullicios y follones
comprobaremos si nuestras súbitas apariciones
son percibidas por esas gentes y memorizadas
y esas muchedumbres resultan impactadas
y al vernos quedan del susto paralizadas
o quizás con nuestras presencias, emocionadas
y como dioses sobrenaturales nos adoran,
se arrodillan, nos rezan, nos imploran...

…y hacen sus planes
 


y a lo grande en esa Tierra nos instalaremos
y de todo lo de allí los amos nos haremos,
y de tal manera eternamente viviremos,
y felices y dichosos siempre estaremos.
Y así unos a otros se animaron
y altas cotas de moral alcanzaron.

Los entes se dirigen a la ciudad
 


Y raudos se dirigieron a una gran población
en busca de una muchedumbre, una aglomeración.


El gran Cacaente da las últimas órdenes, y recuerda…
 


Pero ¡alto!, gritó el gran jefe Tupedorrimal,
que en este nuevo estado parecía todavía más fantasmal.


¡No tan aprisa!, mis criaturas:
Recordar que en nuestras últimas aventuras,
Gestal, Oxal, Aznal... han sido los paladines,
que echándole mucho valor y cataplines
han operado, maniobrado y actuado,
en la Tierra se han presenciado,
muchas veces han fracasado,
pero a veces han triunfado.
Así es que un merecido descanso se han ganado
y por lo tanto habrán de ser sustituidos
por otros cacaentes bizarros y aguerridos.

Hay que realizar una votación democrática
 


Así es que sin más preámbulo y dilación
hagamos una rápida y resolutiva votación:
Yo indicaré a los, por mí, elegidos
y vosotros, mis fieles, los votareis, acto seguido.
Votaremos a entes de todos los sectores,
excluyendo a los antes mencionados
que obviamente quedarán liberados
de los futuros quehaceres y labores

Aquí están los nuevos héroes:
 


y dicho y hecho, los cacaentes “votaron”
y este puñado de escogidos seleccionaron:
Ariel, de presencia limpia y transparente
como si fueran un detergente,
Omol, ente evanescente y fluorescente
de apresurada pero sagaz e intuitiva mente,
Cuescul, siempre acompañado de un olor envolvente
que aletarga a sus víctimas gradualmente,
y Pedorretil, el más sutil, especializado en emitir ruidos intermitentes
que desconciertan y confunden inexorablemente.
Estos cuatro líderes naturalmente iban acompañados
de toda una legión de secuaces, adiestrados
para realizar las más temerarias y audaces acciones,
encaminadas a controlar a las terrenales poblaciones.



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