15 de marzo de 2007

LOS CACAENTES: 21. El destino de los Cacaentes






Después de este frustrado instante de materialización,
estos desdichados entes cayeron en una profunda depresión.
Su estancia en la Tierra, ahora, era cruel y desdichada:
Eran pero no estaban en esta acogedora morada;
eran fantasmas que con desesperada impotencia,
trataban de mostrar a los humanos su imperceptible presencia.

¿Cuál sería el destino de estos entes siderales?
¿De que les habían servido tantos poderes paranormales?
¿Qué habían hecho mal con estos simplones terrenales?
¿Cómo harían para salir de estos estados fantasmales?

Eran preguntas a las que no encontraban solución
y en su más que histérica desesperación,
inmiscuidos en una tremenda confusión,
se abandonaron en una triste y total inanición.

Estos entes apariciones no intentaban,
de comunicarse con los humanos, desistían,
asustarlos, de fantasmas, ¡no podían!
y dominarlos ¡qué osadía! ni lo soñaban.

Es el sino, ¡cruel destino! de las criaturas materiales
que tienen su tiempo y desaparecen como tales
y es que toda la materia del Cosmos está sometida a las leyes de la evolución,
toda ella pasa, se transforma, sin ninguna excepción.

Y los Cacaentes, aunque eran muy inteligentes
y habían desarrollado poderes excelentes,
creyéndose dioses permanentes
y con derecho a controlar a otras gentes,
estaban sometidos a estas leyes del universo existente.
Leyes contundentes e intransigentes
que no exceptuaban a estos entes.

Así es que a los de Cacano la hora les llegó
y su esencia material se agotó
y su energía, al Cosmos pasó,
y se transformaron en unos seres fantasmales,
de los muchos que debe haber en los espacios universales.

Es el fín material de estos seres celestes,
que después de muchos siglos de existencia,
han intentado sobrevivir luchando contra su finita y material esencia
en una suerte de equilibrios terrestres,
para lo cual han intentado usar a unos humanos adecuados
queriendo perpetuarse en estos seres menos evolucionados
y han manejado y mareado a estos cuitados,
intentando mejorar los genes de ambos previamente recombinados.

Pero las técnicas por ellos utilizadas no han dado el resultado apetecido.
Hagamos memoria y veamos lo acontecido:
Primero se intentó con la hibridación,
estas criaturas eran torpes y con escasa adaptación.
Después, idearon la abducción con implantación,
esos artilugios eran molestos y con escasa resolución.
Llegó el turno de la enteintroducción,
pero dicho acoplamiento falló sin solución.
Entonces probaron con la transforvolución,
y surgió un doble engendro sin ton ni son.
Por fín se decidieron por la humanización,
y medioacertaron con su elección:
Con humanos realizaron cruzamientos y clónicos procrearon,
y estos seres, genes con humanos intercambiaron,
pero con el tiempo, estos genes entre los terrestres se difuminaron.
Además, para su desgracia, un desastre cósmico su planeta destruyó,
pero la esencia de estos entes, no se terminó,
pues en estado de fantasmas, esta esencia en la Tierra perduró.

Y de tal guisa ¡Oh Dioses Cacaentes!
como entes fantasmales en la Tierra estáis presentes,
aunque para controlar a los humanos sois impotentes,
ya que ni os perciben en vuestro definitivo estado, aunque sea permanente,
ni vosotros podéis interferir en su vida, ¡pobres entes!

De todas maneras ¡Oh Cacaentes!
vuestros genes, aunque diluidos,
entre los humanos están inmiscuidos,
y por esto a pesar de que vuestra esencia material en el Cosmos se acabó,
nobles genes vuestros en la Tierra quedan… ¡lo digo yo!
Y es posible, y puede que… ¡hasta probable!
que vuestra esencia fantasmal, espiritual y paranormal,
en propicias circunstancias del entorno ambiental,
pueda interferir en el devenir y transcurrir de la humanidad terrenal.

¡Ahora… si que se acabó!

No hay comentarios: